"El poder de Dios nos debe exigir": Texto completo de la homilía del padre Alberto Linero en el Radiominutón 2014
Aquí les presentamos la homilía que pronunció el padre Alberto Linero en este día. Al final pueden encontrar el link de la galería para revivir los mejores momentos.
"Hoy quiero proponerles dos ideas:
Hemos venido leyendo el capítulo
15 de la primera carta del apóstol Pablo a los Corintios.
Y el tema de ese
capítulo 15 es el tema de la resurrección. Pablo que está en medio de una
comunidad
pagana como Corinto, Pablo, que está en medio de una comunidad que
cuestiona todo, que vive tal vez de la experiencia de la razón, trata de
explicarles a ellos cuál es el sentido de la resurrección: ¿Cuál es el sentido
de que digamos tú y yo que Cristo está vivo, que Cristo es el Señor? Y nos
explica hoy, echando mano de una metáfora de una semilla que se siembra y cómo
hay un proceso de transformación, así explica el tema de la resurrección. Sin
embargo, cuando nosotros miramos este tema, no creo que tengamos que tratar de
comprenderlo o cuestionarnos acerca de cómo es que vamos a resucitar: ¿tendré
los mismos ojos? ¿tendré la misma tendencia a la gordura que tengo? Muchos
creen que esa es la pregunta. ¡No mis hermanos! Hoy, pensar y meditar el tema
de la resurrección, es tener claro que Dios no defrauda, es tener claro que
Dios es fiel, es tener claro que si tú confías en él, él no te falla y te
levanta en bendición.
Claro: ese es el sentido de la
resurrección. Jesús el Señor confía en el Padre Dios. Jesús pone toda su
confianza y por eso obedece al padre Dios. Los hombres lo llevan al patíbulo,
lo llevan a la cruz, lo cuelgan del madero y sin embargo el Padre Dios lo
resucita para decirle: Si tú confiaste en Mí, yo no te defraudo, si tú has
puesto tu confianza en mi poder, aquí está mi poder. Y dice Pedro: “El Padre ha
resucitado a Jesucristo”.
¿Qué quiere significar eso? Que ustedes
y yo tenemos que estar llenos de esperanza. Yo sé que ustedes no tienen
problemas: se les ve en la cara. Pero nosotros (los sacerdotes), que sí
tenemos, a veces uno cree que todo está perdido. A veces uno cree que va a
fracasar, siente que no hay nada que hacer, que todo es una derrota, que todo
es un fracaso. A veces uno cree que no va a poder con los problemas. A nosotros
nos pasa, no sé a ustedes: pero hay veces que uno tiene líos con su familia,
líos en el trabajo, con los hijos, y uno como que siente que todo es muerte, que
todo está perdido, y uno como que siente que no hay nada que hacer. Y ahí es
donde este tema de la resurrección aparece porque es cuando Dios aparece
diciéndote: tú lucha, tú esfuérzate y confía en Mí que la muerte no es la última
palabra, tú confía en Mí, porque yo tengo poder para levantarte, porque yo
tengo poder para darte vida, porque yo tengo poder para que salgas adelante.
¡Oiga! Usted, que tal vez vino cabizbajo,
usted que dijo: voy para la misa que nos invitó el padre Javier pero mi hijo ya
no, o usted joven que de pronto vino diciendo: “no puedo, no voy a salir
adelante”. Hoy yo quiero decirle: ¡Cree en el poder de la resurrección, cree en
el poder de Dios que levanta, que da victoria, que te ayuda a salir vencedor!
Eso es la resurrección, es fuerza de Dios para nosotros, es creer y confiar que
vamos a salir adelante. Yo sé que el mundo te dice todos los días que no
puedes, el mundo está lleno de gente que todos los días nos dicen que no
podemos. En la Costa diríamos que son gente zapa. Aquí no lo voy a decir.
Comienzan a decir: Ay padre, usted va a fracasar. Ese Minuto, no, eso está
perdido. Y siempre hay mucho apóstol del mal, mucho apóstol de la tristeza, del
negativismo, de la derrota. Usted y yo hoy cuando leemos que Cristo ha resucitado,
que nuestra de pende de ese acontecimiento, usted y yo nos volvemos entonces
apóstoles de la esperanza, porque sabemos que pase lo que pase, saldremos en
victoria, triunfaremos, que ese problema lo vamos a vencer, que esa dificultad
la vamos a vencer en el nombre del Señor. Yo lo creo. Hay más de uno que no lo
cree. No es a mí, es al poder de la resurrección. El papa Francisco dije al
final de la Evangelii Gaudium que nosotros tenemos que ser “Evangelizadores del
Espíritu”, llenos del espíritu y dice cuáles son las motivaciones para ser un
hombre evangelizador en el Espíritu y una de esas es creer en el poder de la
Resurrección. ¡Créelo! No se desanime, llegaremos a la meta en el nombre del
Señor. Porque a veces uno ve tanto mal, de pronto –Javier-, uno podría pensar: “Es
tan poquito lo que hacemos, por una Emisora que se dedica a Dios, hay cien que
se dedican al Diablo, por una Emisora que te dice alaba y bendice a Dios hay
cien que te están diciendo pégale cachos a tu marido. Por una que te habla de
Jesucristo y del Espíritu Santo, hay cien diciéndote: muerte, dolor, tristeza”.
Pero usted y yo sabemos que, aunque sea poquito, contamos con el poder de Dios,
con la misericordia de Dios. Y yo no sé usted, pero yo creo que vamos a salir
adelante. Yo creo que mañana, cuando cerremos aquí el Radiominutón, vamos a dar
gloria a Dios, porque vamos a alcanzar la meta: ¡Lo creo en el Nombre del
Señor!
Pero bueno, hasta ahí todo es chévere,
¿verdad?, porque ahí todo es poder de Dios en nosotros. Y cuando a uno le
hablan de poder de Dios, uno se siente… tú sabes. Pero, hay una parte que nos
toca a nosotros. No sólo es poder de Dios. También hay una parte que nos toca a
nosotros, a ti y a mí: es la palabra que nos decía Lucas ahora con esa parábola
del sembrador. ¿Te acordás? Decía la Palabra que el Señor es un sembrador
especial. Yo al principio no entendía esa parábola: no vayan a contar. Pensaba:
“ese sembrador es malo” porque parecía un sembrador raro, yo hubiese cogido la
tierra, la defino y comienzo a arreglarla. Le echo abono, naturales claro,
-como los de Fundases-, la preparo y cuando esté preparada, siembro la semilla:
¿o no? A mí me parece lo más lógico. Pero Dios no es así. ¿Saben por qué?
Porque la Palabra es para todo mundo. La Palabra es una semilla que se riega
por el mundo entero, el Señor es el sembrador que sale con la Palabra del
Reino. La Palabra llega a todos, Dios no hace acepción de personas. Dios no
tiene una parcelita nada más. Dios quiere que esta palabra llegue a todos. Por
eso no preparó la tierra.
El Señor lo que quiere decirme es
que su Palabra es para todos. También para ti es la Palabra de Dios. Yo no sé
por qué viniste. A lo mejor más de uno porque lo trajeron obligado. Escuchen:
¿Para quién es la Palabra? Para todos. Y dice la Palabra que hay terrenos
propicios y hay terrenos que no son propicios. Hay terrenos que reciben esa
Palabra y dejan que eche raíces y dejan que esa palabra se transforme y dé
fruto; pero hay otros corazones que son de arena o tienen alrededor mucha
cizaña y no permiten que la Palabra crezca.
Yo te quiero preguntar a ti: tu
corazón, ¿qué tipo de tierra es? ¿Qué estás haciendo con la Palabra que
escuchas? Y no me respondas. Eso no es para que me lo respondas a mí, es para
que se lo respondas a Dios. Porque el Minuto de Dios a través de sus distintos
proyectos predica mucho la Palabra, hace presente la Palabra de Dios en nuestro
país y en el mundo entero, pero la pregunta es: ¿qué hacemos con la Palabra que
escuchamos? ¿Es una Palabra que demora poquito en nosotros? ¿O es una palabra
que va echando raíces en nosotros hasta que va dando fruto? Esa es la pregunta.
Ahí está nuestro trabajo.
Si ahora decíamos que creíamos en
el poder de Dios que levanta en victoria, ahora decimos: Señor, nos
comprometemos a ser tierra fértil. Porque a mí me preocupa la motivación que se
pudo traer. Yo le digo a usted: lo importante es que se pregunte si su corazón
es tierra fértil, si está dejando que el Señor actúe en usted, si toca su
corazón. No sé tú, pero yo quiero pedirle al Señor que haga mi corazón tierra
fértil. Amén.
Dos ideas: la resurrección me da
la certeza de que Dios no defrauda. Amén. Pase lo que pase, saldremos en
victoria y dos: hoy se nos pregunta sobre el tipo de tierra que es nuestro
corazón. ¿Qué tipo de tierra es nuestro corazón? Yo quiero que tú se lo digas
al Señor y nos unamos en oración. Amén".
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