Directora de la película "La Isla de los Monjes" habló con Eudistas Minuto de Dios

[ENTREVISTA EXCLUSIVA PEMD COMUNICACIONES] "La Isla de los Monjes", es una alegoría sobre la muerte y resurrección de la Iglesia holandesa. La directora vivió en la koinonía Patmos, del barrio Minuto de Dios, en Bogotá. 

La Corporación de Radio y Televisión Española publicó en su portal la llegada a las pantallas de cine de la película "La Isla de los Monjes, una película diferente, de la directora Anne Christine Girardot, una mujer valiente y cosmopolita, que se ha atrevido a entrar en una abadía cisterciense, llamada Sión, en la localidad holandesa de Diepenveen. Fue en el pasado una comunidad floreciente, con más de un centenar de monjes. Hoy apenas quedan ocho, todos sexagenarios", informa rtve.es 

Vea el trailer:



Comunicaciones de la Provincia Minuto de Dios habló con la directora acerca de su testimonio en el barrio: 

Comunicaciones PEMD: Anne, quisiéramos preguntarte por la experiencia que viviste en el Minuto de Dios en la década de los noventa y cómo esta marcó profundamente tu vida. 

Anne Christine Girardot: Hola. Te cuento que llegué allá en 1991, al principio con la intención de quedarme tres meses y me quedé casi dos años, porque fue una experiencia muy fuerte para mí. Fui porque estaba viviendo en Francia en aquel tiempo –yo soy de Francia- y tenía ganas de hacer una experiencia en Suramérica ya que podía hablar español y me parecía interesante hacer un trabajo social allí. 

Tenía un tío-abuelo mío, Monseñor LeBourgeois, quien fue Superior General de los Eudistas en el mundo. Él me propuso y me dijo: “si quieres puedo preguntar en Colombia dónde hay una comunidad grande de los Eudistas y si te pueden acoger allá”. Entonces preguntó y el padre Rafael García Herreros que aún vivía y el padre Diego Jaramillo dijeron que sí. Llegué entonces a la Comunidad de La Misión, a la casa donde estaba Margarita Osorio. 

Fue para mí una experiencia muy fuerte: por una parte, a nivel humano, porque llegaba de un medio social bastante rico, no me hacía falta nada, Francia era un país muy seguro y llegué en una situación social muy distinta, vi mucha pobreza, lo que no conocía, encontré a gente que estaba viviendo de manera súper sencilla. Por otra parte, a nivel de fe, me llamó la atención que fui tocada como por un “fuego”, porque antes de mi estadía en Colombia estaba muy tibia a nivel de la fe, no sabía si creía todavía, había una lucecita muy pequeña, encendida, pero no practicaba nada, no iba a la Iglesia: muy poco de esto. Era estudiante y tenía otras preocupaciones antes que vivir mi fe. Tampoco estaba en un mundo de creyentes, pues era estudiantil y no creía en nada. 

Encontré a las mujeres de la Comunidad de La Misión, con una fe tan fuerte y una esperanza tan segura y eso me tocó muchísimo: lo que significaba esa fe en su vida diaria, lo que hacían con esa fe, involucrándose en proyectos sociales, estando al lado de los pobres, de los que estaban a punto de fallecer, de los niños, de los gamines. Iba acercándome entonces a la convicción que ser creyente era “ser instrumento de Dios” en el mundo en el cual vivimos: ¡Eso me conmovió mucho! 

Una de estas experiencias es que teníamos un vecino que se estaba muriendo y entonces la esposa nos llamó para que rezáramos con él y por él y yo estuve con las mujeres de La Misión allí. Empezamos a rezar, a estar con él, a tomar su mano, a hacer presencia de Dios, como una señal de la presencia de Él en esa etapa de su vida. Eso me conmovió y después de tres días de estar en Colombia, en el Minuto de Dios, y de ver a toda la gente con tanta fe y tanta alegría, sentí que yo era tocada por Dios directamente. Eso cambió toda mi vida después. 

Ya no era una opción intelectual que podía tomar, creer o no, no era cuestión de decisión intelectual. Era una cuestión del corazón, de tener una convicción profunda que Dios está a mi lado, inclusive cuando le doy la espalda. 

Después me quedé casi dos años, al inicio eran solo tres meses, porque cambió toda mi vida: yo estaba estudiando para ser intérprete de idiomas inglés, francés y español. Por eso en Lumen 2000 me pidieron hacer algunas traducciones y las hice. Al ver lo que hacían en televisión, me pareció mucho más interesante que lo que yo estaba haciendo. Entonces le pregunté a Lourdes Aquino en aquel tiempo, que me enseñara ese trabajo de directora de televisión y entonces establecimos un lazo de confianza y me llevó a las grabaciones y eso me interesó muchísimo. 

Después de un año, decidí cambiar mi carrera y meterme en cosas de televisión en vez de cosas de interpretación. 

Comunicaciones PEMD: ¿Hay alguna relación entre esta experiencia que viviste en el Minuto de Dios y la película “La Isla de los Monjes”, que se estrena este 08 de diciembre de 2017 en España? 

Anne Christine Girardot: Claro que hay un vínculo profundo entre las dos cosas. Porque en el
Minuto yo viví una experiencia de fe muy importante y me interesé muchísimo por tratar de entender lo que significa la fe y la relación con Dios que tenemos. Me doy cuenta que cada uno lo hace a su manera y es algo personal. Por eso me interesaron mucho esos monjes para tratar de entender lo que esa relación con Dios significa para ellos y cómo puede ser tan fuerte que dedican toda su vida a la búsqueda de Dios. Entonces sí tiene una relación muy fuerte. 

También tuve otra experiencia que me tocó mucho: tenía una tía que era una monja carmelita de Los Alpes, viviendo en un convento súper estricto. Tenía una relación muy agradable con ella e iba de vez en cuando a visitarla. Me encantaba hablar con ella, porque a pesar de que estaba encerrada en ese monasterio de Los Alpes, tenía un sentido muy fuerte de lo que estaba pasando en el mundo, estaba al corriente de lo que sucedía y se podía poner en mis zapatos de muchacha de 16-18 años y entender lo que yo estaba viviendo. 

De repente, con el pasar de los años, se tuvo que ir de este monasterio porque ella tenía problemas de salud y la vida era muy estricta: poca calefacción, poca comida… Se fue a otro monasterio y pensé: ¡Qué experiencia tan tremenda para ella! Después de haber pasado 45 años de su vida en ese monasterio, tiene que irse del lugar e irse a otro monasterio y acostumbrarse a otra comunidad con sus muros. Le dije: Tía, ¡cómo me gustaría seguir con una cámara ese proceso que vas a tener, de desprendimiento tan profundo! Pero era imposible porque la superiora de ellas no quería ese tipo de cosas en su monasterio. 

No lo hice, pero como cinco años después, me enteré que, cerca de mi casa en Holanda, estaba este convento que conozco, no conocía los monjes, pero conocía el lugar y que ellos estaban pensando en mudarse porque el convento se había vuelto demasiado grande, entonces pensé: ¡es una señal de arriba que debo intentar documentar su proceso! El de mi tía no lo puede hacer, pero el de ellos me parece súper interesante también. 

Me animé a preguntarle a los monjes si podía ir y seguirlos con una cámara. Así fue la relación de todas estas cosas, de estas experiencias de fe que yo hice personalmente y de personas que conocí: tenían una fe muy fuerte y todo eso hizo que yo decidiera hacer el documental. 

Comunicaciones PEMD: ¿Por qué hay que ver la película “La Isla de los Monjes”? 

Anne Christine Girardot: Bueno, Hermes. Yo pienso que es muy sencillo: vivimos en Holanda y en
toda Europa en una crisis tremenda de la Iglesia Católica. No sé cómo es en Colombia, pero aquí es un problema súper grande. Hay pocas vocaciones y hacen falta sacerdotes, monjes, monjas y creyentes: la Iglesia está vacía. En esa situación de crisis, esos monjes me dieron a mí personalmente, una señal de esperanza, de que no tenemos que abandonar esto y pensar que es una cosa perdida. Ellos se atreven a abrazar el cambio: realmente a poner en cuestión su vida exterior de forma total y ese proceso que están viviendo permite que profundicen lo fundamental que tienen en su vida: ¿qué significa mi relación con Dios? No importa en qué muros vivo esa fe o si sigo buscando a Dios para exponerme a su mirada. Pienso que esto es importante porque nos ayuda a preguntarnos por la vocación de nuestra vida, cómo queremos dar forma a la fe, qué lugar queremos darle a Dios en nuestra vida. 

Me imagino que sacerdotes y seminaristas también tienen esas preguntas muy a menudo y dudan también. Esos monjes tuvieron dudas, no nacieron monjes, se hicieron poco a poco monjes. Y se preguntan eso: ¿Qué significa ser monje en mi vida? ¿Qué significa esa vocación que tengo y a la cual dije que sí? Por eso pienso que es muy interesante para ustedes, como seminaristas o como sacerdotes también, porque nos dan un espejo. Ojalá les inspire mucho y les ayude a tener esperanza.

Si la miran, me encantaría saber lo que piensan de la película y les deseo muchas bendiciones en su camino vocacional. 

Comunicaciones PEMD: Muchas gracias Anne por su tiempo para esta entrevista y desde aquí también le deseamos muchas bendiciones.

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