El amor del Corazón de Jesús - Segundo día del Triduo Eudista al Corazón de Jesús


En el segundo día del Triduo al Corazón de Jesús los exhortamos a considerar este Corazón como una hoguera de amor. ¿Por qué es una hoguera? ¿A quiénes va dirigido su amor? ¿De qué manera arde este Corazón?

SEGUNDO DÍA
EL AMOR DEL CORAZÓN DE JESÚS

Inicio:
En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Ave cor Sanctissimum (P. 3)

Lectura
EL CORAZÓN DE JESÚS ES UNA HOGUERA DE AMOR QUE PURIFICA, TRANSFORMA Y DEIFICA LOS CORAZONES

El Corazón de Jesús es una hoguera de amor a los hombres.

El amabilísimo Corazón de Jesús es una hoguera de amor ardentísimo hacia nosotros: hoguera de amor que purifica, de amor que ilumina, de amor que santifica, de amor que transforma y de amor que deifica.

De amor que purifica, porque es un horno en el que los corazones de los santos se purificaron más que el oro en el crisol ardiente.

De amor que ilumina, porque disipa las tinieblas del infierno que cubren la tierra, para hacernos vislumbrar las luces esplendorosas del cielo: «Nos llamó de las tinieblas a su luz esplendorosa» (1 Pe. 2, 9).
De amor que santifica, que destruye el pecado en nuestras almas, para establecer en ellas el reinado de la gracia.

De amor que transforma, que transforma las serpientes en palomas, los lobos en corderos, las fieras en ángeles, los hijos del demonio en hijos de Dios, los hijos de cólera y de maldición en hijos de gracia y de bendición.

De amor que deifica, que hace de los hombres dioses: «haciéndolos participar de la santidad de Dios, de su misericordia, de su paciencia, de su bondad, de su amor, de su caridad y de sus demás divinas perfecciones: Copartícipes de la naturaleza divinas» (2 Pe. 1, 4).

¡Divino amor de mi Jesús!, me doy totalmente a Ti, purifícame, ilumíname, santifícame, transfórmame todo en Ti, a fin de que sea todo amor para con mi Dios.

La hoguera del Corazón de Jesús extiende su acción a todos los seres.

El Corazón de Jesús es una hoguera de amor que derrama sus llamas y fulgores hacia todas partes y en todas direcciones, en el cielo, en la tierra y por todo el universo; fuegos y llamas que abrasan los corazones de los Serafines y que derretirían todos los corazones de la tierra si el hielo pavoroso del todo no lo impidiera.

Estos fuegos divinos transforman todos los corazones de los que aman en el cielo, en otros tantos hornos de amor hacia Aquél que es todo amor hacia ellos.

Todas las criaturas que existen en la tierra, aún las insensibles, las inanimadas y las irracionales, resienten los efectos de las bondades inefables de este Corazón magnánimo y magnífico, puesto que Él ama todo lo que existe y no aborrece nada de cuanto ha hecho y por lo mismo no odia sino el pecado que ciertamente no es obra suya.

Profesa, con todo, un amor especial y extraordinario a los hombres, tanto buenos como malos, amigos como enemigos. Precisamente por los malos, por los perversos, por los pecadores abriga una caridad tan ardiente que todos los torrentes y diluvios de las aguas de sus pecados sin cuento no pueden extinguir.

Efectivamente, prueba de ello es que no pasa un momento sin que deje de hacerles toda clase de favores y de beneficios, naturales y sobrenaturales, corporales y espirituales, aún en el punto y hora en que éstos no piensan sino en ofenderle y ultrajarle con nuevos y más graves pecados.

Estas divinas llamas del bondadosísimo Corazón de Jesús alcanzan aún las tenebrosas profundidades del infierno, derramándose sobre los mismos demonios y los réprobos, al conservarles su ser, la vida y las perfecciones naturales con que los adornó en el momento de su creación, absteniéndose de castigarlos según la gravedad de las ofensas que le irrogaron con sus pecados por los  que ciertamente la divina Justicia bien pudiera castigarlos con un rigor mayor del que con ellos emplea: «Y no hay quién pueda escapar al influjo de sus ardores» (Sal. 18, 7).

¡Fuegos y llamas sagradas del Corazón adorable de mi Salvador!, derrama sobre mí y  sobre mi corazón y sobre los corazones de todos mis hermanos, transformándolos en otras tantas hogueras de amor a mi amabilísimo Jesús!

Ardor admirable del amor del Corazón de Jesús.

Imagina que toda la caridad, que todos los afectos, que todas las ternuras y
delicadezas que han sido, son y serán y que pudieran existir en todos los corazones que la omnipotente mano de Dios pudiera formar, llegaran a fundirse en un solo corazón suficientemente grande como para poderlos contener, ¿todo ello no sería capaz de constituir una hoguera inimaginable? Pues bien, has de saber que todos los fuegos y llamas de esta hoguera no alcanzarían a ser sino una chispita insignificante del amor inmenso que devora al amabilísimo Corazón de Jesús hacia nosotros.

¡Hoguera incomparable! ¿Quién me diera la gracia de sumergirme en este horno ardiente e inextinguible? ¡Madre de Jesús! ¡Ángeles, santos y santas de Jesús!, me entrego a todos ustedes y a cada uno de ustedes en particular; les entrego también a todos mis hermanos y a todas mis hermanas, y a todos los habitantes de toda la tierra, a fin que nos arrojen en lo más ardiente y hondo de esta hoguera celestial! ¡Auxilio divino! ¡Horno inmenso y anhelado! Es una pajita insignificante que te pide muy humildemente y con muchísima urgencia el favor de ser sumergida, abismada, consumida, devorada y aniquilada por los ardores de tu todopoderosa acción devoradora!

¡Fuego que siempre ardes sin nunca extinguirte; amor que siempre hierves y nunca te enfrías, enciéndeme enteramente para que enteramente  te ame!

Letanías del Sagrado Corazón

Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Jesús, escucha nuestra oración.
Señor, ¡Escúchanos!
Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Corazón divino de Jesús, ten piedad de nosotros.
Corazón amante de Jesús, ten piedad de nosotros.
Corazón manso de Jesús, ten piedad de nosotros.
Corazón humilde de Jesús, ten piedad de nosotros.
Corazón misericordioso de Jesús, ten piedad de nosotros.
Corazón fiel de Jesús, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, Corazón del Padre Eterno, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, origen del Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, plenitud de la divinidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, Santuario de la Trinidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, Trono de la Divina Voluntad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, Corazón de la Virgen Madre, ten piedad de nosotros.
Corazón adorable de Jesús, ten piedad de nosotros.
Corazón amable de Jesús, ten piedad de nosotros.
Corazón admirable de Jesús, ten piedad de nosotros.
Corazón incomparable de Jesús, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, hoguera de amor, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, milagro de amor, ten piedad de nosotros.
Corazón, norma de paciencia de Jesús, ten piedad de nosotros.
Corazón, espejo de obediencia de Jesús, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, modelo de virtud, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, Fuente de toda gracia, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, traspasado por una lanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, herido de amor, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, templo de santidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, altar de caridad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, sacerdote del amor, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, víctima del amor, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, sacrificio eterno, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, incensario de oro, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, cáliz que embriaga, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, néctar que deifica, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, consuelo de los afligidos, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, refugio de los pecadores, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, celoso por las almas, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, ladrón de corazones, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, queridísima herencia nuestra, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, nuestra dulce esperanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, alegría de nuestro corazón, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,  gozo de nuestro corazón, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, tesoro de nuestro corazón, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, paraíso de nuestro corazón, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, vida de nuestro corazón, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, rey de nuestro corazón, ten piedad de nosotros.

Muéstrate propicio, perdónanos Jesús.
Muéstrate propicio, escúchanos Jesús.

De todo pecado, líbranos, Jesús.
De la soberbia de la vida, líbranos, Jesús.
Del amor desordenado, líbranos, Jesús.
De la ceguera del corazón, líbranos, Jesús.
Del rechazo a tus inspiraciones, líbranos, Jesús.
De la muerte eterna, líbranos, Jesús.

Por tu corazón amantísimo, escúchanos, Jesús.
Por tu gran odio al pecado, escúchanos, Jesús.
Por tu infinito amor al Padre, escúchanos, Jesús.
Por tu dulcísimo amor a tu Santísima Madre, escúchanos, Jesús.
Por tu ardiente caridad a tus devotos, escúchanos, Jesús.
Por tu amor a la cruz, escúchanos, Jesús.
Por tus inmensos dolores, escúchanos, Jesús.
Por tu exceso de amor y por tus grandes dolores sufridos en la muerte, escúchanos, Jesús.
Por tus gozos eternos, escúchanos, Jesús.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, perdónanos Jesús.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Jesús.

Jesús, óyenos.  Jesús, escúchanos.

Oremos:

¡Oh Dios, que por tu gran caridad nos haces miembros de tu Hijo único e hijos tuyos y que quisiste tener un solo Corazón con nuestro Padre; te pedimos que encendidos en el fuego de tu amor y en la llama de caridad del Corazón amantísimo de Jesús, cumplamos en todo tu voluntad con el gran corazón y, deseando lo que es correcto, merezcamos cumplir estos deseos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


 Oración final

¡Corazón admirable de Jesús!, te ofrecemos nuestros corazones: imprime en ellos, si tal es tu voluntad, alguna participación de esta divina semejanza, a fin de que se cumpla en nosotros esta orden del divino Maestro: «Sean perfectos, como lo es su Padre Celestial» (Mt. 5, 48). Amén.
R./ Amén.

Para la meditación personal y/o comunitaria:

¿Qué pasos voy a dar para dejarme encender por la hoguera de amor del Corazón de Jesús?

¿De qué manera experimento en mi vida espiritual la presencia amorosa de la hoguera de amor del Corazón de Jesús?

¿ Cómo respondo a la acción de Jesús que quiere divinizar y purificar mi corazón?

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