Segundo día del retiro provincial: María, la madre y el trono de la Misericordia
Foto oficial del Retiro espiritual Provincia Minuto de Dios 2016 |
Los Eudistas del Minuto de Dios continúan viviendo la experiencia
del Retiro Espiritual.
[08/11/2016] Tenjo, Cundinamarca. Día mariano en el calendario
eudista. Los presbíteros y diáconos eudistas, así como los jóvenes que viven
el Tiempo Especial de Espiritualidad Eudista en Tabio, siguen meditando en el
retiro provincial que tiene como temática la misericordia en los escritos de
san Juan Eudes.
El día comenzó a las siete de la mañana con el rezo de laudes,
dirigidas por la comunidad local de Bucaramanga. En ambiente de profunda
oración, se meditó también con la lectura eudista, tomada del libro del Corazón
Admirable de María. En ella, san Juan Eudes reflexiona sobre la Congregación
fundada e invita a que “todos los eclesiásticos den gracias a Nuestro Señor y
a su santa Madre por haberlos llamado y haber sido admitidos en una
Congregación que pertenece de manera muy especial a su amabilísimo Corazón.”
En efecto, los días ocho de cada mes, en la Gran Familia Eudista se
recuerda el Corazón de María, fecha que Juan Eudes recomienda a la comunidad
como digna de una memoria especial.
Entrando a las meditaciones propias del retiro, el padre Higinio
Lopera hizo énfasis fundamentalmente en dos aspectos: el primero, sobre el
Corazón de la piadosísima Virgen como una imagen viviente de la divina
misericordia y el segundo, sobre la sexta excelencia del Santísimo Corazón de
la bienaventurada virgen: el trono de la Misericordia.
El Corazón de María: imagen viviente de la Divina Misericordia
El padre Lopera comenzó su exposición aclarando que cuando san Juan
Eudes habla de la Divina Misericordia se refiere siempre a la Santísima
Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Desde esta perspectiva, y uniendo la
meditación con la exposición del primer día, según la cual, miseria y
misericordia son inseparables, aseguró, leyendo a san Juan Eudes, que “la
Divina Misericordia es una perfección que contempla las miserias de la criatura
para aliviarla e incluso, para liberarla cuando es conveniente según las
órdenes de la divina Providencia que realiza todo en número, peso y medida.”
La Divina misericordia no tiene un campo de acción específico, sino
que “se extiende sobre todas las obras de Dios, sobre las obras de la
naturaleza, las obras de la gracia y las obras de la gloria.” La primera se
concreta en haber sacado las cosas de la nada para que existieran; la segunda,
en cuanto que el hombre, habiendo caído en el pecado, la divina misericordia lo
restablece en un estado de gracia y lo hace miembro de Jesucristo; y la
tercera, haciendo al hombre partícipe de la naturaleza divina.
Los efectos de la misericordia
Entre los efectos de la Divina Misericordia, hay tres principales,
según el padre Lopera, acercándose a san Juan Eudes: el primero es el Hombre –
Dios; el segundo el cuerpo místico del Hombre – Dios, es decir, su Iglesia y el
tercero la divina Madre de este Hombre Dios. Sin embargo, junto a ellos
aparecen muchos efectos de la divina misericordia: todos los estados y
misterios de la vida del Hombre Dios, los pensamientos, las palabras, las
acciones, los sufrimientos, las gotas de sangre que derramó, los sacrificios,
los sacramentos, en fin, son efectos misericordiosos.
La divina misericordia reina en el Corazón de María
Luego de este gran panorama que sin embargo no se lograría resumir
completamente en esta nota, el padre Higinio pasó a hablar concretamente de
María: “la divina misericordia reina tan perfectamente en el Corazón de María,
Madre del Salvador, que le hace llevar el nombre de Reina y Madre de
misericordia. Esta María tan compasiva se ganó de tal modo el Corazón de la
divina Misericordia que le ha dado la llave de todos sus tesoros y hecho dueña
absoluta de todos ellos.”
“Este Corazón benignísimo –prosiguió el padre Higinio recordando a
san Juan Eudes – está colmado de tanta misericordia que se desborda hacia todas
partes y se difunde en el cielo, en la tierra e incluso en el infierno… Inclusive,
este Corazón virginal de la Madre de gracia está tan colmado de misericordia
que ella no solo la ejerce para con los pecadores deseosos de convertirse sino
que lo hace también con los que no se preocupan por su salvación alcanzando de
su Hijo que les conceda santas inspiraciones; excite en sus corazones
movimientos de temor de Dios y de terror por sus juicios.”
Es tanta la misericordia que brota de este Corazón que “a menudo,
en virtud de los privilegios extraordinarios que Dios le ha concedido, libra de
la perdición eterna a las almas que, según el curso ordinario de la divina
justicia, deberían ser sumergidas en los abismos.”
Excelencia del Santísimo Corazón de María como trono de la
misericordia
Para ir concluyendo esta breve síntesis sobre las meditaciones del
segundo día del retiro espiritual de la provincia, el presbítero eudista de la
Provincia de Colombia y orientador de los encuentros recordó a María como trono
de la misericordia.
Según san Juan Eudes, en el Padre Eterno se adoran dos
perfecciones: “la primera es su divina Paternidad, por la que es el Padre de su
Hijo muy amado como también de todos los miembros de este mismo Hijo… La
segunda perfección de este bondadosísimo y amabilísimo Padre es la que Él mismo
toma de las Sagradas Escrituras cuando se llama el Padre de las
Misericordias y Dios de toda consolación (2Cor 1,3) para hacernos ver que
Él lleva todas nuestras miserias en su Corazón.” Estas dos perfecciones
igualmente han sido comunicadas a María, a tal punto que se le da el título de
Madre de la misericordia y consoladora de los afligidos.
Finalmente, ¿por qué María es el trono de la misericordia? “Porque,
como los efectos de la misericordia de Dios sobresalen por encima de todas sus
otras obras, también la misericordia de la Madre de Dios estableció su trono en
su Corazón virginal para reinar en él con mayor resplandor que todas las otras
virtudes”.
El segundo día del retiro llegó a su etapa cumbre con una
celebración penitencial, dirigida por el padre Carlos Jiménez y los miembros
del Tiempo Especial de Espiritualidad Eudista, donde, recordando el pasaje de
los discípulos de Emaús, cada presbítero pudo vivir y practicar el Sacramento
de la Reconciliación. En horas de la noche, se propuso un conversatorio para
socializar los desafíos de la formación de Jesús en nosotros.
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